Te escribo para pedirte un favor. Ahora que transito una época muy plena en mí vida, en la que me siento demasiado bien en casi todos los aspectos, también siento, que falta darle un cierre y echar tierra sobre una etapa pendiente y te pido que por favor me ayudes a hacerlo. Y sin importar si decides ayudarme o no, con este simple acto, por lo menos de mi parte, doy por cumplido dicho cierre. De ante mano pedirte perdón por lanzar sobre tus hombros esta carga, pero tengo la confianza y la certeza de que siempre has sido un buen amigo, y abogando a esa amistad, te solicito que me ayudes a entregar un mensaje de mi parte.
El mensaje es para a[…] y […]a, es sencillo, corto y espero también conciso, aunque sé que siempre cuando alguien intenta transmitir algo, el receptor debido a sus propias experiencias y recuerdos, tendrá su propio entendimiento, percepción y opinión de lo recibido, lo cual es inevitable. Sin más preámbulo.
No pido perdón, y espero que no sientan algún tipo de arrepentimiento en estas palabras, pues ya en aquella época pedí uno y trate de demostrar el otro, de forma nada sincera, y sólo porque buscaba y necesitaba de forma convincente desde el otro lado de la línea telefónica una reacción en ella que fuera lo suficientemente conveniente para mis intereses personales y judiciales. Y lo cierto es que, entre miles de defectos, cuando me tocan la fibra adecuada, soy hipócrita, solapado, soberbio, cínico y vengativo, (aspectos que afortunadamente, cada día que pasa son más y más difíciles de despertar en mí) y la verdad sea dicha, no estoy en una búsqueda para cambiar mi naturaleza -aunque sí es de anotar que las experiencias de vida la han ido moldeando-, tampoco busco cambiar ahora la forma en que recuerdo las cosas -para mí, ustedes me introdujeron en aquel embrollo del cual yo no tenía conocimiento, y ni yo mismo creí ni esperé que fuera a reaccionar de la forma en que lo hice-, pero nada que hacer, es lo que hay, o lo que había.
Entonces no es este un mensaje buscando redención, ni justificación, es simplemente un mensaje para transmitir y entregar agradecimiento, pues sí espero y deseo que así como yo tuve mi forma de dejar atrás, y aunque suene mal, incluso de lograr burlarme de mí mismo y de ustedes, y sentir mucha satisfacción al recordar todas las situaciones que pasaron y desencadenamos en aquella turbia etapa, igualmente deseo de todo corazón que ustedes dos puedan estar completos en el presente al pensar y rememorar lo que pasó en aquellos, al menos para mí, turbulentos días; y que sin importar cuales sean esas sensaciones o lo que sea que les produzca tales recuerdos -ganas de olvidar, decepción, indignación, alegría, satisfacción, nauseas, o total, completa y absoluta indiferencia, o lo que sea-, les deseo que eso que sientan, lo sientan con una inmutable certeza de que es, lo que deben, se merecen y es lo correcto sentir al respecto.
Para ustedes de mi parte, mucho e inconmensurable agradecimiento, pues en lo que a mí respecta ha sido una de las experiencias vividas más enriquecedoras; de esas que realmente te permiten conocerte mucho, pero mucho mejor. Convencido y tranquilo de lo que he logrado ser ahora, que me gustaría no fuese mal interpretado con este mensaje -aunque si se mal interpreta tampoco me importa-, si les deseo, mucha felicidad en el presente, en el futuro y siempre. No siendo más, me despido, espero que para siempre. Y nuevamente, infinitas gracias por todo lo que generaron en mí.
Y a ti mi buen amigo, espero que estas palabras no cambien tu concepto de mí, más bien que lo reafirmen, me quedo con el grato deseo de que en algún momento nuestros caminos se crucen nuevamente, y podamos compartir un trago y nuevas historias. Sin más que decir por el momento, hasta entonces.