miércoles, 30 de diciembre de 2015

Entrevista - Ni el sexo ni la muerte


 "Serás amado el día que puedas mostrar tu debilidad sin que el otro se sirva de ella 
para afirmar su fuerza"

-Tengo 60 años. Nací y vivo en París.
Soy filósofo. Tengo tres hijos (30, 28 y 26 años) y vivo en pareja.
Soy socialdemócrata. Soy ateo.

La pasión dura un año, pero la pareja puede durar indefinidamente. Las mujeres inventaron el amor. No hay amor feliz ni felicidad sin amor.

ENTREVISTA:

- Qué fue primero, el sexo o el amor?

Para la especie, el sexo. Para el individuo, el amor.

- ¿Cómo es eso?

Un acto sexual te trajo aquí, pero lo primero que descubriste aquí fue el amor de tu madre.
Y, más tarde, el sexo.
Una pulsión corporal que, sublimada en sentimiento, deviene amor.

- ¿El amor es hijo del sexo?

La pulsión es general e indeterminada, la sientes por muchas chicas, y lo que hace el amor es singularizarla en una sola chica. Pero la pulsión no se extingue.
El amor eleva al amado a un pedestal..., pero el sexo con él será igual a como sería con otro. ¡Y esta tensión es muy deleitable!
Qué complicaditos somos. Claro: conversas de filosofía con tu pareja en el desayuno, y le sueltas obscenidades por la noche... ¡y no le disgusta!

- ¿El buen sexo debe ser obsceno?

Sin tabú no hay transgresión, y sin transgresión no hay erotismo.
Somos animales eróticos porque somos animales morales.

- Repítamelo.

Por ser animales morales tenemos pudores, y por tener pudores somos animales eróticos: si todos fornicásemos públicamente sin pudores..., ¿dónde estaría el erotismo?
O sea, que el morbo es hijo del tabú.
Hasta las tribus que viven desnudas se esconden para fornicar:
¡sienten que es mejor preservar este acto de la banalidad!
Entre pudor y erotismo, aquí estamos.
Eres hijo de una cadena de millones de coitos: de uno de tus padres, y de los dos de tus abuelos, y de los cuatro de tus bisabuelos, y de los ocho coitos de tus ocho tatarabuelos.
Que fueron encontrándose por azar...
Sí. ¡Cuántos azares han posibilitado tu existencia! Vienes del sexo. Y de la muerte.
¿Por qué también de la muerte?
Las bacterias se reproducen sin sexo: son todas iguales a sí mismas, ¡no hay muerte!

- ¿Sin sexo no hay individuo, pues?

El azar propone..., y la muerte y el sexo disponen.
Entre tantos azares, ¡es casi imposible que hayas existido!
Eres tan, tan improbable que, ya que existes, ¡aprovéchalo!
Y así todos los hombres y mujeres.
Y las mujeres inventaron el amor. A una humanidad sólo masculina le hubiese bastado el sexo, la guerra y el fútbol. Para ellas no era suficiente: amaron a sus hijos.
Y enseñaron a amar a sus parejas y a sus hijos. Una mujer nos ha enseñado a todos a amar.
- ¿Es una mujer más amorosa que yo?

La mayoría de los varones abraza el amor para obtener sexo, la mayoría de las mujeres abraza el sexo para obtener amor.

- ¿Cuánto dura el amor?

La pasión erótica -eros- dura un año..., ¡pero la pareja puede durar indefinidamente!

- ¿Sin pasión erótica?

Con philia, que es un modo de amor.

- Explíqueme esto.

El amor nace del deseo, que nace de la falta del otro.
Si tienes a ese otro, ya no hay falta, y sin falta ya no hay deseo, y sin deseo...
Se murió el amor.
Lo resume la tristísima frase de Schopenhauer: "La vida oscila entre el sufrimiento y el tedio".
O sea, entre el deseo de lo que falta y la falta de deseo.

- Pues menudo desastre, ¿no?

No, pues Schopenhauer puede superarse con Spinoza: puedes expandir el amor-eros al amor-philia, amor a lo que no falta, deseo de lo que tienes. ¡Son las parejas felices!

- ¿Desean al que ya tienen al lado?

Pasan de la pasión a la alegría constante de estar con el otro. Y la pareja deviene una aventura erótica más gratificante que la aventura pasajera. Y el sexo calienta más: conoces cada vez mejor el cuerpo del otro y dominas cada vez más el tuyo.

- ¿Queda alguna revolución sexual?

De la satanización del sexo pasamos a su banalización. Pero estamos superándola:
¡disfrutar del cuerpo del otro no es banal!
Más bien es milagro.
Nos desvela nuestra bestia interior. Por eso el buen sexo es guarro y animal.
Por eso lo hacemos en la intimidad.
Total, que la pareja no es tumba del sexo ni muerte del amor.
Llevo veinticuatro años con mi pareja, y si se ausenta diez días, la añoro. Pareja feliz es que está mejor junta que solos o con otros.

- Pues el 50% de las parejas se separa.

Es el precio por tres buenas noticias: nos emparejamos enamorados, el divorcio es legal y vivimos muchos años.

- ¿La felicidad requiere amor?

No hay amor feliz ni felicidad sin amor.

- ¿Comentario de texto, por favor?

No hay amor feliz (un amor como deseo de lo que falta), ni felicidad sin amor (un amor como deseo de lo que no falta). ¡La pareja feliz vence a Schopenhauer! Vive en la alegría del amor-acción, que es constructor.

- ¿Hay amor sin sexo?

Sí. Daría mi vida por mis hijos. Es el amor más fuerte, no el más feliz.
- ¿Y daría la vida por su pareja?

... Es el amor más feliz, no el más fuerte.

- ¿Puedo vivir sin amar?

Sin amar a nada ni a nadie, ¿para qué vivir?

André Comte - Sponville, filósofo

miércoles, 21 de octubre de 2015

Fobia al miedo


«Miedo. El miedo atrae al temeroso… al fuerte… al débil… al inocente… al corrupto. 
Miedo. El miedo es mi aliado»
―Darth Maul

Y sí, soy un pesimista. Cuando escucho que alguien va a tener un hijo, o está planeando su boda, surge en mí un sentimiento de enorme pesar y lástima hacia los directamente involucrados, y en ese instante más que sonreír pronunciando unas forzadas “felicitaciones”, preferiría abrazarlos y darles mis más sinceras condolencias. Pero sé que muchos de estos optimistas al leer estas líneas, sentirán por mí esos mismos sentimientos de pesar y lástima, y quizás ni siquiera intenten entender o darse la oportunidad de aceptar la posibilidad de que alguien piense de esta forma y pueda sentirse pleno y feliz, pero no importa, estamos a mano, yo tampoco los entiendo.

Pero afortunadamente para esos optimistas, y desafortunadamente para mí, somos pocos los que pensamos igual. Los que pensamos que traer más hijos a este mundo es en lo absoluto un objetivo o meta loable y en cambio creemos que es el acto más inmisericorde, egoísta e irresponsable que se puede planear o llevar a cabo para con otro ser que esté vivo o que este próximo a nacer.  También somos pocos los que estamos convencidos que la realización personal no está en la cantidad de títulos, o de dinero que hayas obtenido, o en la ingente desproporción de objetos acumulados. Y somos sólo algunos cuantos los que pensamos que entre dos personas no se conseguirá más felicidad, condicionando y amarrando cualquier mutuo acuerdo de amor, lealtad y fidelidad asignándole alguna etiqueta al otro, precedida por el determinante posesivo "mi" o celebrando algún tipo de ceremonia-contrato impuesto por obsoletas tradiciones de tiempos pasados; con los que la mayoría de parejas, autoengañándose, creen que podrán garantizar y forzar que los sentimientos que se profesan mutuamente sean más longevos, porque de no ser así, y si por cualquier motivo rompes las reglas, tendrás que atenerte a las consecuencias debido al incumplimiento de las clausulas incluídas en la letra pequeña.

Soy pesimista porque gran parte de las acciones y tradiciones que tienen por costumbre realizar la mayoría de las personas que se consideran “normales”, son impulsadas por uno de los más básicos y desoladores instintos… el miedo. Miedo a estar solos, miedo a la vejez, miedo a estar solos en la vejez, miedo a no ser exitosos, miedo a no ser aceptados, miedo a no ser amados, miedo a hacer y a ser diferente, miedo a equivocarnos, miedo a fracasar, miedo a ser olvidados, miedo a que se recapitule tu vida, sopesando tus logros bajo los estándares de una sociedad decadente y que alguien pregunte "¿qué es lo que has logrado?" y se den cuenta de que en esa evaluación, no hayas multiplicado de alguna forma los miserables talentos que te fueron asignados.

Y admito no estar exento de tal sentimiento. Yo por mi parte también estoy inoculado con la sepa de ese oscuro virus del miedo, ese que nos induce la mayoría de las veces el autoimponernos una camisa de fuerza que impide que actuemos y pensemos más libremente.
Pero anhelo y espero que algún día al sentirlo, este accione en mi de forma contraria a la que pienso actúa en la mayoría de otras personas. Que no me inhiba y me obligue a realizar lo de siempre, si no que me impulse a cambiar aún más mi modos, porque, lo confieso, lo que más deseo es desarrollar dentro de mi un incontrolable miedo al miedo.

Rostros 08 - FCBK

Yessica

Rostros 07 - FCBK

Sara

jueves, 10 de septiembre de 2015

jueves, 15 de enero de 2015