En efecto, aquel lugar era el infierno.
Podía sentirlo, olerlo, saborearlo.
No había perdón. No había compasión. No había salvación.
No había más que odio, locura y dolor.
Sin duda alguna, aquel sitio no podía ser más que el infierno.
Y si ese era mi destino entonces podrían estar seguros de algo,
no me quedaría allí sentado a contemplarlo
y no sería yo el único que ardería hasta los huesos.
2 comentarios:
Algo me dice que yo ardería con vos.
creo que estoy por salir de ahi.
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